miércoles, 18 de mayo de 2005

La guerra del Pelonponeso, parte 1

Se dice entre los habitantes del Pelonponeso que de la calvicie viene el bien. El enigmático personaje que habría de constatarlo sería el serñor Nalgotas que, sobra decirlo, confiere desde hace tiempo sus poderosos gluteos al servicio de la calvicie.

La trama que involucra a éstas inferencias positivas de la naturaleza en el hombre para convertirlo en hombre-dios, para ser entendida requiere del lector un conocimiento básico sobre el desarrollo, historia y naturaleza de la misma.
Sin embargo, cabe aclarar que cualquier conocimiento que tengamos sobre dichas inferencias será limitado, no por la carencia de pruebas (que hay muchas...), sino por el enigma que se contiene en ellas de manera similar, haciendo alusión a una analogía heideggeriana, a como una roca encierra su propio peso material en si misma.

Pues bien, para comenzar nuestro recorrido tendremos que retroceder al año tres antes de Lacaelo, inicio del periodo Tettus que, según algunos críticos, fue el más esplendoroso de la era Edronita(1).
Este periodo fue encabezado por el consejo de los Tettos conformado en un inicio por Molina Mendoza, Maricon Belencalve, Ricca Biagi, Licus Rogers, Jose Marica (por ese entonces iniciandose en el terreno de la prostitución arcaica) y Manuel, del que no contamos con pruebas objetivas de su existencia.



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(1)-. Nos referiremos con dicho termino a los periodos y acontecimientos concretos e internos de la ciudad Edron y designaremos a todo aquello externo, pero ligado a dicha ciudad, con el termino Edrónico.

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