Como un pequeño corolario, monumento, recuerdo, apéndice o nota de pie de página escribo estas líneas a Manuard Bastele. De la perversión a la monogamia perversa, de la frustración (traducida en masturbación) a la realización de los deseos (traducida en masturbación): Manuard Bastele no deja de ser el personaje enigmático y mentalmente inestable que siempre nos ha fascinado. Una compleja combinación que comprende una estética pasional (de la cual se derivan gustos tanto corrientes como inspirados), lujuria inagotable, perversión sin límites, ingenuidad absoluta y un estatus imperante POP hacen de Manuard Bastele la temática digna de más de dos telenovelas. Y tal vez sea una mera coincidencia o una mala jugada del destino que Manuard esté enfilado hacia la dirección, producción y más tarde creación literaria de aquellas pequeñas calamidades, tragedias efímeras e inventadas que entretienen a las masas ayudándolas a olvidarse de su propia realidad y provocando derrames cuantiosos de lágrimas y afectos hacia personajes ficticios y falseados, las cuales llamamos Telenovelas. Porque el oráculo ya habló Manuard se elevará entre los mortales hasta adquirir justamente el título de René Cardona Junior Junior, o como es conocido en el ambiente artístico, simplemente Barnard.
*NOTA: Es imperante pronunciar el nombre "Barnard" con el acento más agringado que un estudiante de comunicaciones de la Ibero pueda lograr.
(Esta obra, perdida en mis archivos electrónicos, perteneció algùn dìa a la parte salvajemente eliminada del diario intelectual).
Leandro Biagi, fìsicamente en Nantes, mentalmente en el Puticlub, 6 de octubre 2004.
miércoles, 6 de octubre de 2004
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