No sé si fue ese resplandor dorado que aparecía desde las puertas de la lonchería o quizá esa fuerza inexplicable que provoca el movimiento de su cabeza rítmicamente con el pelo ondeando de un lado a otro, con esa sonrisa suave y la mirada atrayente, lo que me llevó a encontrarlo ahí, frente alguna de tantas buenonas, comiendo pescadillas en la lonchería. Pop boy, ahí estaba él...
Entradas ya las primeras horas del año nuevo, con ese sentimiento de sequedad que aparece después de una noche etílica, cerca de l'Evasion, me topé con lo que en un principio fue un espejismo y después de convirtió en un oasis. Ella tenía chichis voluptuosas, él la mirada perdida en ellas.
El auto ya no era más un "Pop-machine", ahora se había convertido en un velocísimo "Güero-movil" con 6 velocidades, turbo, función sport y eso sí, el indispensable quema-coco para inducir al viento entre los rizos güeros mientras conduce.
La tarde terminó tranquila, la mirada deseosa, el cuerpo echado. Un día llegó y el otro, Güero-Pop, se esfumó.
miércoles, 4 de enero de 2006
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